El Cuerpo y la Sangre de Cristo

Conversiones, Milagros y Oraciones


Translate

martes, 20 de noviembre de 2018

Adoración de las Llagas de Jesús Crucificado


Arrodillados delante de la imagen de Jesús Crucificado, le pediremos humildemente, que nos permita recorrer y adorar sus Cinco Llagas, en desagravio de los pecados cometidos.

I.- Muy grande fue el sufrimiento,
del Divino Redentor,
al clavar su pie izquierdo,
en el leño del dolor.
Por tus dolorosas Llagas,
oh, Jesús, mi dulce amor,
que perdones mis pecados,
te pido con gran fervor.
II.- A grandes chorros corría,
la Sangre del Salvador,
cuando éste su pie derecho,
duro clavo traspasó.
Por tus dolorosas Llagas,
oh, Jesús, mi dulce amor,
que perdones mis pecados,
te pido con gran fervor.
III.- Fieles, llorad con la Virgen,
y ved su tribulación,
al llagar su mano izquierda,
de Jesús, su Hijo-Dios.
Por tus dolorosas Llagas,
oh, Jesús, mi dulce amor,
que perdones mis pecados,
te pido con gran fervor.

IV.- Llénense los corazones,
de amargura y aflicción,
cuando la mano derecha
traspasan, del Redentor.
Por tus dolorosas Llagas,
oh, Jesús, mi dulce amor,
que perdones mis pecados,
te pido con gran fervor.

V.- Jesús, mi dulce Jesús,
me lleno de contrición,
al verte en la Cruz clavado,
perforado el Corazón.
Por tus dolorosas Llagas,
oh, Jesús, mi dulce amor,
que perdones mis pecados,
te pido con gran fervor.

viernes, 16 de noviembre de 2018

Cristo Traspasado en la Cruz


Los judíos, como era el día de la Paresceve, para que no quedasen los cuerpos en la Cruz el día de sábado, por ser día grande aquel sábado, rogaron a Pilato que les rompiesen las piernas y los quitasen. Vinieron, pues, los soldados y rompieron las piernas al primero, y al otro que estaba crucificado con Él; pero llegando a Jesús, como le vieron ya muerto, no le rompieron las piernas, sino que uno de los soldados le atravesó con su lanza el costado, y al instante salió sangre y agua. El que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero; él sabe que dice verdad, para que vosotros creáis; porque esto sucedió, para que se cumpliese la Escritura: No romperéis ni uno de sus huesos. Y otra Escritura dice también: Mirarán al que traspasaron”.

(Jn 19, 31-37).

martes, 6 de noviembre de 2018

La Hora Santa Reparadora



En su origen fue un mandato personal, del Sagrado Corazón de Jesús; el cual se lo comunicó, a la Hermana Margarita María de Alacoque, en 1674. La Hora Santa Reparadora es una devoción especial, y un ejercicio espiritual importante, que puede realizar cualquier persona; ya sea religiosa o laica, todas las noches del jueves al viernes; entre las 11 y las 12 horas, recordando la agonía de Jesús, en el Huerto de los Olivos. En este momento las iglesias están cerradas, y si no estás en un convento, tendrás que recluirte en una habitación de tu vivienda; en el recibidor, cuarto de estudio, o en el dormitorio; siempre y cuando nadie te inquiete. Con total tranquilidad, te arrodillarás delante de una imagen de Jesús; una estampa, un cuadro, o una figura; por ejemplo, un Crucifijo. Cualquier símbolo que te ayude a concentrarte, en este pasaje evangélico; el cual leerás a continuación.

La oración de Jesús en Getsemaní:

Saliendo, se fue, según costumbre, al monte de los Olivos, y le siguieron también sus discípulos. Llegado allí, díjoles: Orad para que no entréis en tentación. Se apartó de ellos como un tiro de piedra, y, puesto de rodillas, oraba, diciendo: Padre, si quieres, aparta de mí este cáliz; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. Se le apareció un ángel del Cielo que le confortaba. Lleno de angustia, oraba con más instancia; y sudó como gruesas gotas de sangre, que corrían hasta la tierra. Levantándose de la oración, vino a los discípulos, y encontrándolos adormilados por la tristeza, les dijo: ¿Por qué dormís? Levantaos y orad para que no entréis en tentación”.

(Lc 22, 39-46).

Posteriormente esta plegaria: Señor, Jesús, en esta hora yo te acompaño, recordando lo que has padecido, en tu agonía de los Olivos, que aceptaste por Voluntad de tu Padre Celestial, para salvación de la humanidad. Jesús, yo te pido perdón, por todos los pecadores ingratos, que no valoran o que ignoran, lo que tú has hecho por ellos. Señor, te pido perdón, por todas esas ingratitudes. Y yo quiero consolarte ahora, en medio de mi silencio, y desde mi alma, durante esta Hora Santa. Amén.

(Oración del Adorador de Cristo).

lunes, 5 de noviembre de 2018

Jesús Humilde de Corazón


Venid a mí todos los que estáis fatigados y cargados, que yo os aliviaré. Tomad sobre vosotros mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas, pues mi yugo es blando y mi carga ligera”.

(Mt 11, 28-30).

Comentario

Queda clara la invitación de Jesús; su cercanía y ofrecimiento. ¿Por qué perdernos en otras personas? Con lo fácil que resulta encontrarlo en el Sagrario, mientras hay almas que alegan cientos de excusas, para no acudir a Él. ¡Qué lástima ignorar esa gran oportunidad! Seamos prudentes, aceptemos el interés sano de Jesús, su ayuda inmediata, porque con Él lo tenemos todo. Evitemos las malas compañías. No gastes tu tiempo, en personajes perniciosos o falsos, o en actividades mundanas, que te alejan del verdadero ser amado, Jesús, Hijo de Dios Padre. Concertemos una cita, cara a cara, en el Sagrario. Allí estará Él, esperándote día y noche.