Preciosa Sangre palpitando en el Eucarístico Corazón de Jesús, yo te adoro
y te ofrezco en homenaje, mi alabanza y amor. En el Calvario Tú vertiste el
precio de mi Redención, y en el Altar reproduces tu sacrificio. Tú eres mi vida
y la fuente, de todas las Gracias que jamás se han conocido. Sangre Divina, yo
te doy gracias, Tú eres el grandísimo regalo de Dios al ser humano, la prueba y
la promesa de Amor eterno.
¡Oh Sangre Salvadora!, tan a menudo desconocida, despreciada y olvidada, yo
me obligo a ofrecerte, reparación durante mi vida, por mediación de María
Santísima, Nuestra Madre. Yo deseo consagrarte todos los días de mi vida, a tu
Amor y adoración, yo pongo mi casa, especialmente, bajo tu poderosa protección;
que tu bendición siempre descanse, sobre mi familia, y sobre todos quienes son
queridos por mí.
Cuando las tormentas de la vida, se aglomeren cerca de mí, cuando las
pruebas y las tentaciones me opriman fuertemente, sé Tú mi refugio y mi fuerza.
Bendecidos por ti, mis gozos serán más dulces, y cada tristeza que yo tenga, Tú
la suavizarás. Sobre todo, a la hora de la muerte.
¡Oh, Preciosa Sangre! Sé Tú mi Paz y mi esperanza. Que tu insignia (la
Cruz), sea mi pasaporte a las Eternas moradas, tu Voz mi mediadora, delante del
trono de la Justicia de Dios, abriéndome las puertas de la Ciudad Inmortal,
donde por siempre te amaré y gozaré en ti. Amén.
Comunión Espiritual:
¡Oh Sangre de Jesucristo, yo te adoro, en tu Eucarística Presencia, en el
Altar! Yo creo en tu poder y dulzura. ¡Ven, Jesús! Alegra mi alma y purifícala,
ven a mi corazón e inflámalo. Preciosa Sangre de Jesús, realmente presente en
la Sagrada Hostia, alumbra mi inteligencia, toma posesión de mi mente, circula
siempre en mis venas, que todos mis sentidos sean marcados, con tu divina unción,
que mi corazón palpite, solamente por tu Gloria, y que mis labios te alaben por
siempre. Amén.
* Nota: La Comunión Espiritual puede hacerse, a cualquier hora del día.