El 13 de septiembre de 1935, se
apareció un ángel a Faustina Kowalska (1905 - 1938). Y una voz interior, le
pidió recitar una oración, cada vez que llegase a visitar el Santísimo: "Padre eterno, yo te ofrezco el Cuerpo y la Sangre,
el Alma y la Divinidad de tu amadísimo
Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, en
expiación de nuestros pecados y los
del mundo entero. Por su dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros
y del mundo entero".
La coronilla es un rosario dedicado
al Jesús de la Misericordia. Primero se reza el Credo, el Padrenuestro y el
Avemaría. Luego, Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Después,
pasando las cuentas de un rosario común, se rezan 5 decenas. Cada decena
empieza así; en sustitución del Padrenuestro):
"Padre Eterno: Yo te ofrezco el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la
Divinidad de tu amadísimo Hijo, Nuestro Señor
Jesucristo, en expiación de nuestros pecados y los del mundo entero".
Seguidamente 10 veces; en sustitución
del Avemaría: "Por su dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero".
Concluidas las 5 decenas, dígase 3
veces: "Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten
piedad de nosotros y del mundo entero".
Para completar un buen ejercicio
espiritual, se recomienda la Hora de la Misericordia. A las 3 de la tarde,
implora la Misericordia: "Padre Eterno, en esta hora sagrada, te rogamos, mires a la Humanidad, a través de tu amadísimo Hijo Jesús Crucificado,
míranos a través de sus Santas Llagas, a través de su Corazón abierto, y ten
misericordia de nosotros y del mundo entero".
"Oh, Sangre y Agua, que brotaste del Corazón de Jesús, como un manantial
de Misericordia para nosotros, confío en ti".
La Fiesta de la Divina Misericordia: el primer domingo después de Pascua. Confesar y comulgar.