Una inspiración divina, recibida por
la Hermana María Marta Chambon (1841-1907). Es importante repetir con
frecuencia estas dos oraciones:
1) Cuando estés cerca de los
enfermos, “Jesús mío, perdón y misericordia, por los méritos de vuestras Santas
Llagas”.
2) Cualquier persona pecadora, puede exponer
en algún momento, o precisamente, en la cercanía del Sagrario: “Padre Eterno,
yo os ofrezco las Santas Llagas de Nuestro Señor Jesucristo, para curar las llagas de
nuestras almas”.
Yo personalmente, añado una tercera,
que es la siguiente: “Padre Eterno, yo os ofrezco las Santas Llagas de Nuestro Señor
Jesucristo, para aliviar las penas de las almas del Purgatorio”.
Ahora os explicaré: EL ROSARIO de las
Santas Llagas de Nuestro Señor Jesucristo.
Empleando un rosario común, y después
de besar la Cruz, en primer lugar:
¡Oh Jesús, Redentor Divino, ten
misericordia de nosotros y del mundo entero!
¡Perdón y misericordia! Jesús mío,
libradnos de todos los peligros espirituales y materiales, cubridnos con vuestra Preciosa Sangre.
Padre Eterno, tened misericordia de
nosotros, os lo suplicamos, por la Sangre de Jesucristo vuestro Hijo único, por
sus Santísimas Llagas, tened misericordia de nosotros y del mundo entero. Amén.
En las cuentas separadas, en
sustitución del Padrenuestro; en total cinco veces; se dice:
-Padre Eterno, yo os ofrezco las Santas Llagas de Nuestro Señor Jesucristo.
-Para curar
las llagas de nuestras almas.
En las cuentas pequeñas, sustituyendo
al Avemaría, se expresará diez veces:
-Jesús mío,
perdón y misericordia.
-Por los
méritos de vuestras Santas Llagas.
Al terminar las cinco decenas, por
tres veces:
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