El Cuerpo y la Sangre de Cristo

Conversiones, Milagros y Oraciones


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martes, 16 de octubre de 2018

Institución de la Eucaristía


Mientras comían, Jesús tomó pan, lo bendijo, lo partió y, dándoselo a los discípulos, dijo: Tomad y comed, éste es mi cuerpo. Y tomando un cáliz y dando gracias, se lo dio, diciendo: Bebed de él todos, que ésta es mi Sangre de la alianza, que será derramada por muchos para remisión de los pecados”.

(Mt 26, 26-28).


Comentario:

Desde la Santa Cena del Jueves Santo, todos los días, en cualquier parte del mundo, cuando un sacerdote oficia la Santa Misa, Jesús se sacrifica una y otra vez, constantemente. Aprovechemos estas oportunidades, para acercarnos a él; adorándole y agradeciéndole, lo que ha hecho por nosotros en el pasado, lo que hace en el presente, y lo que hará en el futuro. 

En el momento de la consagración del pan y del vino, decir en voz baja esta plegaria: “Señor no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya, bastará para sanarme. Oh Jesús, desde lo más profundo de mi alma, yo te agradezco tu sacrificio como víctima de amor, aceptando la Voluntad de Dios Padre, en beneficio de la humanidad, compadeciéndote de nosotros, para librarnos del pecado y de la muerte, abriéndonos el camino hacia la vida eterna. Gracias Jesús, por tu dolorosa Pasión; gracias, por los méritos de tus Santas Llagas; y gracias, por tu Preciosa Sangre derramada. Amén”.

(Oración inspirada por el Ángel de la Guarda, la madrugada del 16 de octubre de 2018, al Adorador de Cristo).


Ángel de la Guarda.

Ángel de mi Guarda, dulce compañía,
no me desampares, ni de noche ni de día,
no me dejes solo, pues sin ti me perdería.
Guárdame en los brazos de Jesús, José y María,
hasta que amanezca y se haga de día.

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